miércoles, 15 de marzo de 2017

TORREMOCHA





El MUNICIPIO
El municipio de Torremocha se sitúa entre las comarcas de Montánchez y Tamuja y Los Llanos de Cáceres. Esta privilegiada situación le permite ocupar el centro de un hipotético triángulo equilátero en cuyos vértices se situarían tres de las más importantes ciudades de la región, desde el punto de vista histórico, artístico y cultural: Cáceres, de la que apenas la separan 23 kilómetros, Trujillo, que dista a 48 kilómetros, y Mérida, situada a 60 kilómetros de Torremocha.


Con una extensión en kilómetros cuadrados de 63,83 km2., Torremocha se sitúa entre los 39º 20' 48'' de latitud norte y 6º 10' 17''de longitud oeste, a una altura sobre el nivel del mar, en metros, de 440 m. En la actualidad, el municipio cuenta con un total de 1.139 habitantes, a los que se denomina "torremochanos".
Se trata de una localidad desmochada por la rebelión de algunos nobles contra los Reyes Católicos, que acabaron de este modo con su poder tomando hasta los maestrazgos de las órdenes militares.
En la comarca aún quedan restos de los pueblos que se establecieron en sus orígenes: celtas, vetones y lusitanos. También dejaron testimonio de su presencia romanos y árabes. Torremocha fue una villa de la Encomienda de Montánchez (siglo XVI), que dependía del Priorato de San Marcos de León, con sede en Llerena. Aunque no fue hasta el año 1631 cuando alcanzó su autonomía tributaria y jurisdiccional.


GEOGRAFÍA Y ESPACIOS NATURALES
La dualidad del territorio (sierra y penillanura) es uno de los argumentos más comunes a la hora de definir físicamente a la comarca. Se comparten dos realidades territoriales distintas aunque un mismo modo de vida rural.
El paisaje de la comarca encierra una trilogía morfológica: estepa, sierra y dehesa, en los que perviven comunidades biológicas distintas y complementarias, escasamente alteradas dado el uso extensivo que se hace del territorio.


De nordeste (Santa Marta) a suroeste (Valdefuentes) se extiende una extensa banda de terrenos esteparios afectada por una figura de protección ambiental llamada ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves), incluida en el área de los Llanos de Cáceres. En este territorio se encuentra toda una pléyade de aves esteparias como gangas, sisones, aguiluchos cenizos y avutardas. Es un paisaje abierto y peniaplanado, carente de vegetación arbórea, en que se alterna el posío donde pasta el ganado vacuno y lanar, el barbecho y el labrantío de cereales. Este paisaje sufre fuertes alteraciones estacionales así, la pradera de otoño-invierno se transforma en un vergel durante la primavera y el sofocante verano cierra el ciclo dando al terreno el aspecto ralo y estepario característico.
La dehesa tiene lugar de asiento en el piedemonte serrano y en los riberos. Pueden dibujarse dos grandes manchas adehesadas que de sur a norte, remontando los cursos del Salor y del Tamuja, confluyen en la sierra. La especie arbórea dominante en la dehesa es la encina (algunos ejemplares como "La Encina Terrona"). No obstante no es raro encontrar manchas de alcornoques en la vertiente de umbría de la Sierra de Montánchez, más expuesta a las precipitaciones, aunque su presencia casi siempre responde a factores edáficos (afloramiento de agua o zonas de terrenos arcillosos con mayor capacidad de retención). Si bien la dehesa ya no sirve de montanera a la preciada raza porcina ibérica, sí mantiene una ganadería vacuna con demasiada tendencia a la hibridación de razas foráneas en detrimento de las razas autóctonas de vacas retintas, negras avileñas y moruchas.
En las dehesas prolifera la fauna y la flora más apreciada y representativa dentro del monte mediterráneo. La dehesa es valorada por los asistentes como el paisaje característico de la comarca, al que se le conceden enormes potencialidades turísticas y agroganaderas. Es también un reservorio de especies vegetales ya que contiene un sinfín de plantas silvestres y aromáticas con interesantes posibilidades productivas.
La sierra es el tercer gran componente paisajístico de la comarca. Se localiza fundamentalmente al sur de la misma, con la excepción de la Sierra del Risco, que forma parte de un sistema orográfico distinto, el del círculo montañoso que rodea a la capital cacereña. Las alineaciones del sur, en cambio, corresponden a la porción centroextremeña de los Montes de Toledo y configuran la divisoria de aguas de las cuencas del Guadiana y del Tajo. Las sierras del sur se forman por la emergencia de un potente batolito granítico. Poblaciones como Arroyomolinos y Valdemorales trasponen la cuenca del Tajo y conforman parte de la cuenca alta de la Depresión del Guadiana.
La altura máxima supera los 900 metros y es el factor que introduce en el paisaje ricos matices: presencia de una vegetación de hoja caduca más propia del bosque húmedo mediterráneo (robles, castaños, brezos y helechos), dualidad umbría/solana y abancalamiento de los cultivos. Desde determinados puntos de la sierra es posible contemplar a la vez la fértil Vega del Guadiana y la inmensidad de la Penillanura Trujillano-Cacereña.
En la sierra localizan los asistentes algunos de los principales atractivos turísticos de la comarca, siendo calificados ciertos parajes como lugares vírgenes para el turismo rural: Garganta de los Molinos en Arroyomolinos, Robledo en Montánchez, Sierra Centinela en Alcuéscar, Sierra de Cancho Blanco en Zarza, umbría de la Sierra de San Cristóbal en Valdemorales, Sierra del Risco en Sierra de Fuentes; accesibles desde intrincados caminos rurales, cordeles y veredas, muy aptos para un turismo verde y activo.
Esta variedad paisajística y la escasa presencia del hombre posibilitan la existencia de una gran variedad de especies cinegéticas tanto de caza menor (perdices, tórtolas, palomas, conejos y liebres) como de caza mayor (manchas más inexpugnables del río Aljucén y la Sierra de la Parrilla).
El agua represada es también un recurso para la pesca y para el ocio. La cola del Pantano del Salor destaca por los ciprínidos y por las actividades de recreo, el Pantano del Gallo, la Presa del Río Aljucén y otras charcas menores son ecosistemas privilegiados para la cría de la tenca. El Pantano del Tamuja se localiza en un paraje recóndito y es uno de los sitios privilegiados, aunque poco conocidos, para el avistamiento de anátidas durante la época invernal.

PATRIMONIO
Dentro del patrimonio artístico caben destacar monumentos eclesiásticos tales como la Iglesia de la Asunción, obra barroca del siglo XVIII con restos en el pie de la torre del siglo XVI, construida generalmente de mampostería, con dos naves en forma de cruz. La Ermita del Santísimo Cristo del Humilladero del siglo XVIII, de estilo barroco, en el que generalmente predomina la mampostería. Contiene en su interior un retablo de increíble vistosidad en el que se encuentra ubicado el Patrón de la localidad.



Otras iglesias son la Ermita de la Piedad. La Ermita de San Antonio del siglo XVIII, obra barroca construida de mampostería. La Ermita de Nuestra Señora Torralba del siglo XVI, construida generalmente de mampostería y de estilo barroco. En su interior se encuentra un retablo neogótico del siglo XX en el que se encuentra ubicada la Virgen de Torralba con Niño en la mano derecha, del siglo XVIII. En este emplazamiento se celebra el martes siguiente al Domingo de Resurrección una de las fiestas más importantes de la comarca denominada "La Pica". Entre los monumentos civiles hay que destacar el antiguo Palacio del Comendador de la Orden de Santiago, así como las bellas casonas señoriales erigidas por las familias de grandes propietarios rurales y acaudalados terratenientes, claro ejemplo son la casa del Regente Bonilla y las casas solariegas en las inmediaciones de la Plaza Mayor y la Iglesia de La Asunción que evocan su noble pasado.

Como es propio de los núcleos de la penillanura, su trazado urbanístico lo conforman un entramado de calles rectas y de notable amplitud. Las muestras de la arquitectura popular nos presentan sencillas viviendas de dos pisos construidas con mampostería encalada abriéndose en sus muros vanos adintelados. No obstante, algunos edificios de carácter solariego evocan el rancio abolengo de su población albergando portadas de cantería granítica con columnas o pilares, balconadas y pilares de hierro forjado y referencias heráldicas. La vivienda más antigua de la villa, en las proximidades de la Iglesia Parroquial, pertenece al siglo XVI.

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